lunes, 27 de abril de 2015

DE LA CRIANZA CON CARIÑO APLICADA A LA DOCENCIA TERCERMUNDISTA

27 de abril de 2015 a las 16:44
A propósito de una breve discusión virtual en la cual me metí con un impersonal interlocutor, me permito hacer algunas acotaciones a lo que yo he dado en llamar, "La crianza con cariño aplicada a la docencia". Inicialmente a manera de antecedente, menciono que soy Maestro de Educación Primaria Urbana graduado con honores en 1990 de la Gloriosa Escuela Normal Central para Varones y Licenciado Cum Laude por la Universidad Galileo en Informática y Administración de Negocios. Tengo 11 años de servicio docente en el MINEDUC y he impartido clases en todos los grados de la educación primaria. He sido facilitador del proceso de alfabetización trabajando con jóvenes y adultos y soy padre de dos hijos varones de 15 y 11 años.

No está demás indicar pues que tengo alguna experiencia en cuanto a los conceptos que a manera de sinopsis, voy a compartir. Lo cual, no me exime en ningún caso de haber cometido y seguir cometiendo errores, como cualquier otro mortal.

Primeramente el concepto de  "La crianza con cariño aplicada a la docencia" no puede aprenderse como un contenido académico en ningún centro de formación docente. Debe nacer de un corazón sincero y debe ser una actitud de vida. Una actitud de servicio al prójimo con una alta dosis de empatía frente al estudiante. Acá van pues algunas ideas, que no van a servir de nada si no hay un interés genuino en desarrollar un vínculo de afecto mestro-estudiante.

  • Tratar a mis estudiantes por su nombre completo. Primero y segundo nombre. No apellidos ni claves. Averiguar si alguno de sus nombres no le gustan para evitar decirle así.
  • Hay que tener un mecanismo que de manera aleatoria me arroje los nombres de mis estudiantes, para que no pase un solo día de docencia que yo no interactúe personalmente por lo menos con 10 o 15 estudiantes.
  • El momento de la lectura, es un momento ideal en el cual debo aprovechar para entrevistar a mis estudiantes sobre lo que han leído, lo que más les ha gustado, cómo lo aprecian desde su realidad actual, etc. 
  • Al momento de hablar con un estudiante, debo verlo a los ojos de una forma afectuosa y preguntar ¿cómo estás? ¿que tal tus papitos? ¿que tal todo en casita? y cosas así, después dejar que hablen de una forma natural. Eso me ayuda a conocer mejor su realidad y me mueve aún más hacia la empatía con ellos. De a poco mostrarles más interés por aspectos específicos de su vida familiar.
  • Evaluar con objetividad un trabajo considerando que los que aparentemente "están feos" seguramente fueron hechos por los niños sin ninguna ayuda. No bajarles puntos, sino decirles en donde pueden mejorar y los que están "rebonitos" no perder la oportunidad de preguntar ¿quién te ayudó? haciendo énfasis en la importancia de que hagan sus tares de la manera más autónoma posible y felicitarlos por ser honestos.
  • Cuando algún estudiante reclame por una nota injusta, si tiene la razón, ponerle puntos extras por defender sus derechos y animarse a objetar. Si no tiene la razón explicarle claramente cual ha sido su error.
  • No dejarles tareas los viernes ni en períodos vacacionales. Hay que dosificar y calendarizar las actividades de zona para que, quienes mantengan el ritmo de trabajo, nunca lleguen a sentirse ahogados en tareas.
  • Nunca perder la oportunidad de celebrar un buen desempeño en el aula o fuera de ella. 
Todo lo anterior, dista mucho de lo que de manera pedante y academicista me solicita compartir mi impersonal interlocutor y repito no servirá de nada a quien no vea a los niños y niñas más que como meras estadísticas que llenar. En cuanto a cómo evalúo mis resultados, seguramente excelentes. Lo que vale al final es el cambio actitudinal de los estudiantes y padres de familia. Ellos son mis mejores evaluadores. Lo demás es paja (de la que se lleva el viento).

ORG

sábado, 9 de julio de 2011

El ángel irreverente.

Hoy, una vez más, el suelo sagrado de mi Patria, Guatemala, se manchó de sangre.

Hoy, en uno de los bulevares más importantes de mi Ciudad, a escasos 500 metros de la casa en donde nací y crecí, un grupo de sicarios homicidas, ignorantes, le regalaron la eternidad al gran Facundo Cabral.

A los asesinos ignorantes: digo ignorantes porque, ignoran que al que ama la vida, hasta la muerte le sabe bien y si se ha vivido plenamente, el momento de regresar a la Casa del Padre es solo el éxtasis de la vida, solo les repito las palabras del maestro: "¿Cuándo vas a dejar de pelear para comenzar a vivir porque no se pueden hacer las dos cosas a la vez?"

Facundo, en este momento en que estoy, como tantas veces escuchando tu voz, tus sabias palabras, "No estás deprimido, estás distraido..." solo puedo alegrarme por vos.

Me alegro por vos. Llegaste a la cumbre acá en la vida y ahora te toca gozar la paz del valle y seguís vivo porque, reconociendo ciertas tus palabras: "... yo soy nosostros" aún estás en mi, en mis hijos, en mi esposa (que ya no me ama como antes), en los que me quieren y en los que no me quieren, en el sol, en la luna, en los boleros de Manzanero y en el futbol de los brasileros que ahora van perdiendo contra Paraguay.

Gracias gran constructor de puentes y de canciones solo cuando encontremos el Reino de Dios que reside en cada corazón, podremos volver a verte llenando escenarios y ayudando a transformar vidas.

Mientras tanto, Yo sigo en esta lóbrega ruta entre el ego y la inocencia que llamamos vida pero seguiré bebiendo junto a vos del caliz de lo esencial.

domingo, 13 de marzo de 2011

Mejor no estorbar...

Las leyes se vuelven la mayoría de las veces una camisa de fuerza.

A propósito del atinado artículo de la columnista Dina Fernández Garcia, en el cual, con la elegancia que le caracteriza, pone sobre el tapete un tema que, aunque al grueso de la población le tiene sin cuidado, dice mucho sobre la ética de la clase política guatemalteca.

Dicho artículo se refiere a las restricciones que el Tribunal Supremo Electoral (TSE), mediante la Ley Electoral y de Partidos Políticos pretende aplicar a las organizaciones político-electorales para el buen uso de las posibilidades y medios publicitarios a escasos seis meses de la primera vuelta electoral.

Es inaudito que, ahora en plena era de la información, se pretenda legislar y regular el uso de los medios masivos de comunicación con la excusa de disminuir (porque no creo que sean tan ingenuos que pretendan eliminar), el uso de fondos de dudosa procedecia en la campaña electoral que está viento en popa.

Coincido plenamente con Dina Fernández en que, esta normativa no solo no se aplica sino que constituye un estorbo jurídico a la actividad política en el contexto de un Estado de Derecho. Debierase en todo caso legislar para una efectiva auditoría cualitativa de los fundos utilizados en las campañas sin pretender regular aspectos cuantitativos.

miércoles, 2 de junio de 2010

NUESTRO PRINCIPAL ACTIVO

Definitivamente la única y verdadera riqueza es la del corazón.

He escuchado muchas veces a padres de familia que dicen a sus hijos “estudien porque la educación es la única herencia que les puedo dejar y la única que nadie jamás les podrá arrebatar...”. Primera objeción: la educación implica un proceso de autodescubrimiento de nuestras mejores aptitudes, habilidades y destrezas como seres humanos y la disposición de esas características al servicio de la sociedad. Una fracción del concepto de educación es la instrucción, que es el término que generalmente se homologa a educación, por tanto el cúmulo de información que los sistemas educativos formales nos proveen no constituyen en sí mismos educación. Segunda objeción: toda esa información puede en un momento no estar disponible y por lo tanto dejar de ser útil, he oído de un gran ingeniero que sufrió un accidente y textualmente se le formateó, el disco duro, declarado legalmente interdicto dejó de ser ingeniero. Entonces casi que lo único seguro que nos va quedando es un algo que yo creo verdaderamente invaluable: nuestras relaciones con otros seres humanos y los vínculos afectivos que establecemos a lo largo de la vida. Eso sí que es perdurable.

Nuestras relaciones familiares, laborales, sociales, etc. van dando forma y sentido a nuestra existencia y constituyen nuestra mejor carta de presentación. Yo lo entiendo así: si gente me ama y me aprecia genuina y desinteresadamente hoy más que ayer, en esa medida puedo decir que hoy soy mejor que ayer.

A lo largo de la vida este es nuestro activo más importante: nuestras relaciones. Esta entrada se las dedico a todas esas personas que han llegado a mi vida y me han ayudado a ser mejor, mis padres, mis hermanos, mis maestros, mis amigos, mi esposa, mis hijos, mis compañeros de trabajos y una largo etcétera que definitivamente se lo agradezco a Dios. Pero así como todo, las relaciones nacen, crecen, evolucionan y muchas veces llega un momento en que materialmente debemos seguir rumbos diferentes. Eso ha sucedido en estos días pues el director de la oficina en que laboro ha sido nombrado a otro puesto, de mayor responsabilidad, es alguien que he llegado a admirar como un líder positivo y como un agente de cambio no solo a nivel organizacional sino en lo que más importa y que es materia de esta entrada: las relaciones humanas.

El Licenciado Miguel Ángel Reyes Gómez, un humanista de alto calibre, acude a otros derroteros en la vida, en lo que a mí respecta le auguro los mejores resultados pues para mi es de esa gente que no solo Guatemala sino el mundo necesita. Gente que, sin dejar de lado el desarrollo profesional, se ocupe de mejorar nuestras relaciones, repito: nuestro activo más importante.

Gracias por todo Licenciado, que Dios lo siga bendiciendo.

viernes, 14 de mayo de 2010

PANAJACHEL


Increíble...a mis 38 años vengo a conocer Panajachel. Bueno, en verdad durante mis doce años de trabajo en el periódico a penas si pude salir unas tres veces de la ciudad y antes conocí mucho de mi lindo país pero no Panajachel. ¡lindo lugar!

Lastimosamente es un ecosistema profundamente alterado por la inconsciencia de nosotros los humanos que pensamos que el mandato divino de "sojuzgad la tierra" nos da derecho a destruirla.

Conocía el lago de Atitlán, pero desde otra perspectiva (visto desde el volcán Tolimán), este mes de mayo hice una de las 100 cosas que deseo hacer antes de escapar de este mundo... estar de frente a ese paisaje impresionante tan conocido al rededor del mundo.

Disfruté el arrodillarme ante el altar de la iglesia católica de Panajachel y rodeado de fieles lugareños, escuchar sus oraciones en kakchichel, en verdad la fe rebasa las barreras idiomáticas: casi podía entender, una experiencia mística maravillosa.

Lo mejor de todo es que ahora solo me quedan 99 cosas pendientes por hacer antes de mi boda con la eternidad...espero el tiempo me dé.

sábado, 30 de enero de 2010

COMPETITIVIDAD


¿Qué implica ser competitivo? ¿Acaso no implica superar a otros, seguir adelante y dejarlos en el
camino? Yo entiendo el ser competitivo como la antítesis de la fraternidad, de la solidaridad, ser
competitivo es la antítesis del amor.

Hoy mi hijo José Pablo, asistió a su primer día de clases y estuve escudriñándo en mi compendio
de "sermoncitos", algo para darle; algo que no se le olvidara fácilmente. Tiene diez años, pero percibo
como que definitivamente va a ser un adolescente prematuro, sin embargo como papá lo sigo viendo
como un bebé...si ya sos padre o mádre, sé que me comprendés...

Después de pensar un rato le dije que no se olvidara que cada instante es único, por lo tanto los aciertos
y errores cometidos no tienen porqué afectar el presente más que para aprender de ellos (me gusta la
frase"porqué seguir cometiendo los mismos errores habiendo tántos errores nuevos por cometer...") y
que al único a quien debe superar es a sí mismo...que no es ni más ni menos que nadie, por lo que lo
peor que puede hacer es juzgarse tomando como punto de referencia a otros, alabé sus virtudes y le
recordé que es un niño inteligente, cretivo y noble.

Luego, para mi adentro me pensé que me quedé corto...recordando las palabras del Maestro..."aquel
de ustedes que quiera ser el más grande en el Reino de Dios deber hacerse el más pequeño entre sus
hermanos". ¿En dónde cabe acá la competitividad?

Definitivamente nuestra cultura occidental, predominantemente cristiana, está cimentada en una grave
disyutiva...pues los conceptos de globalización, competitividad, etcétera no se perciben por ningún lado
en las tradiciones cristianas primitivas...hago esta aclaración porque en la llamada teología de la
prosperidad se han forzado los conceptos hasta que sus adeptos los perciban en la ecuación:

PROSPERIDAD MATERIAL = BENDICIÓN DE DIOS

Si esto fuera así entre los humanos más bendecidos estarían los astros de la farándula, adictos a los
antidepresivos que se acojen cíclicamente a centros de desintoxicación, los póliticos corruptos que, una
vez salen del poder se exilian en algún paraíso fiscal a escribir sus memorias o los capos y mafiosos
que gastan sus fortunas en procurarse seguridad, en retorcer las leyes y en comprar voluntades.

Si de eso se trata la competitividad...hijito mío no seas competitivo, por el contrario sé féliz, sé fraterno,
sé solidario y tomá en serio lo que te dije en son de broma: disfrutá y dejá que los demás te disfruten.

Con todo amor.

Tu papá.

jueves, 3 de diciembre de 2009

VUELTA A MACONDO

Doce años pasaron y ahora, en retrospectiva me parece que no han pasado aún. Todavía me falta por vivir, espero.

Durante mis años de negociante en eso de los periódicos, estuve como ajeno a una parte de mí que siempre consideré sagrada: la literatura, la música y un anhelo de encontrar en ellos un escape lúdico que guardo en mí como un pedacito vivo de mi niñez. Esa parte de mi, que en los trajines de la diaria lucha por tener un mejor status, un mejor “nivel de vida” fui olvidando y cambiando por una sinfonía indolente y monótona de angustias cotidianas, da de nuevo señales de vida y lanza un hondo grito de esperanza…¡Macondooooooo!

De a poco he ido acudiendo al llamado del dharma y he comenzado mi camino de vuelta a Macondo…el lugar imaginario donde García Márquez nos llevó a perdernos en el laberinto genealógico de los Buendía, donde Remedios La Bella remontó al almendro y alcanzó a tocar las estrellas y donde el fantasma de Melquíades ronda eternamente dictando versos proféticos en sánscrito a quien esté tan loco para verlo en la penumbra de su cuarto y para ponerle atención.

Mi vuelta a Macondo me emociona y lo estoy celebrando con la relectura de “Cien años de Soledad” y reinscribiéndome en la universidad con la intención de terminar mi carrera de informática y administración de negocios (que nada que ver con literatura y música) y que me sirve para enfatizar que puedo aspirar a ser multifacético.

Vuelvo a Macondo porque siempre se me ha figurado como ese lugar utópico donde se acude en los corredores oscuros de la conciencia, cuando el alma pide a gritos un respiro de aire nuevo y un sorbo refrescante de cara a un Caribe tórrido y caliente; un inframundo latinoamericano mío y de todos.

¡Ah…Macondo! Hasta tu nombre me resuena en el vacío como el silencio y soledad que tanto buscan los espíritus atormentados, los cansados de vagar por la jungla de asfalto y los egos empeñados vanamente en aparentar éxito y felicidad, sin entender que están a la vuelta de la esquina esperando junto a dos íntimos amigos: aceptación y desapego.

Macondo se me figura un centro de energía cósmica. Algo así como el Portal del Señor de Asturias, la dulce anatomía de la Gala de Dalí, la cumbre helada del Kotopaxi, el sihguán entrada a Xibalbá o la Vieja Habana de Fidel y los frutos de su revolución.

Macondo…ese lugar a donde vuelvo de vez en vez y ahora, poco a poco voy asumiendo como mi origen y destino, para ir comenzando a cerrar el semicírculo de esta vida y comenzar otra…en otro sentido, en el sentido de una implosión cada vez más dentro de mi mismo, adentro, adentro sucesivamente al infinito y desde allá pensar: ¡Gracias Gabo!