jueves, 11 de junio de 2009

EL FANTASMA DEL EGO

Me llamó mucho la atención en días pasados una nota del mundo de la farándula. En ella se describe amargamente el sentimiento de frustración del famoso Paul Mckartney, diciendo que está cansado de ser "beatle". Pienso: Cuántos no estarían felices de pertenecer a un selectísimo grupo de personas que hacen dinero aún estando dormidas e incluso muertas...

Luego vinieron a mi mente una palabras que leí en el best seller "El Vendedor más Grande del Mundo": "no es necesario que te guste tu trabajo, hasta los reyes sueñan con otras ocupaciones..."y fue entoces cuando todo encajó y las piezas cayeron en su lugar. A veces nuestras máscaras son tan grandes y pesadas que nos hastían y nos dan ganas de tirarlo todo y salir corriendo por las calles como Dios nos puso en el mundo.

Volver a la inocencia y a la dulce irresponsabilidad del niño, entendiendo que realmente no soy nada de lo que la gente dice que soy: no soy mi nombre, no soy mi cuerpo, no soy mi mente, no soy mi patria, no soy nada y si, según los últimos descubrimientos de la física los espacios vacíos y la nada es lo más abundante del Universo entonces soy todo...y no estoy circunscrito a un espacio y un tiempo, soy un ser multidimensional y atemporal prisionero de circunstancias que resumo en una palabra pequeña: ego.

El ego es necesario pues nos permite tener un punto de referencia hacia el mundo exterior, sin embargo si el ego es nuestro único punto de referencia y perpetuamos su influencia en nuestra conciencia llegamos a sentirnos prisioneros de los que somos, y perdemos la libertad de no ser lo que somos ¿me explico?

Algo así como lo dijo un poeta: acá me encuenta a salvo de ser comprendido, porque aquellos que nos comprenden esclavizan algo nuestro...¡Sí! más claro no puede estar, si alguien comprende mis circunstancias y mis motivos me obliga a seguir ese camino y no el contrario.

Cuando fui socialista tenía amigos socialistas, cantaba canciones de protesta, leía a Marx y a Gordon Childe, ahora tengo otro tipo de amistades y leo a Mises y a Hayek pero ¿que fue de mis amigos socialistas?

¿Eran amigos míos o de mi etiqueta?

Te comprendo Paul; la verdad a veces me harto de ser yo...

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