
Sueño para Guatemala, un tiempo nuevo, una renovada esperanza, un siglo y más de días venturosos para salir cada uno a engrandecer la humanidad y sus virtudes.
Sueño que Guatemala levante la frente entre las naciones del mundo para hacer escuchar su voz, para que en ambos hemisferios del orbe, nuestra ciudadanía sea apreciada y respetada y que todos nos sintamos orgullosos más que de nuestro pasado, de nuestro presente y futuro.
Sueño un país, donde las acciones que se ejecuten, estén encaminadas a engrandecer la libertad como el bien y la aspiración suprema del individuo, donde la ley, en consonancia proteja la vida, la libertad y la propiedad de las personas y de ninguna manera a quien abusa de su posición, a quien aboga por la redistribución expropiatoria y quienes, olvidando que el conocimiento es disperso, se adjudican la posibilidad de saber qué es lo mejor para el otro.
Sueño un país donde los niños estudien y jueguen, donde las madres vean felices crecer a sus hijos, donde los padres puedan ganar honradamente el pan de su familia sin tener que mirar al norte como la panacea, donde los hombres y mujeres, individuos responsables, puedan decidir sobre su vida sin sujetarse a la discrecionalidad de un estado que empañe su libertad de acción y su derecho de disentir.
Sueño un país donde la juventud vea con altos ojos el horizonte, sin miedo, sin incertidumbre, con actitud de valor, de seguridad, fruto de condiciones sociales regidas por leyes generales, abstractas y de indistinta aplicación.
Sueño un país donde mis conciudadanos (y conciudadanas por su puesto) y yo, podamos trabajar y producir sin coerción ni privilegios para NADIE, y disfrutar de lo que merecidamente hemos ganado.
Yo, desde mi esfuerzo individual, estoy llamado a contribuir desde hoy, a concretar este sueño, siendo un motor de ideas libertarias, un elemento multiplicador de actitudes positivas que se traduzcan diariamente en logros, logros que enriquezcan mi vida en la medida que enriquezcan la de mis conciudadanos.
Como maestro, creo en la educación como el principal elemento productor de desarrollo individual y social, y en la capacidad de aprender como la más sublime expresión de Dios en la materialidad del ser humano, de allí que mis actividades deben enfocarse en transmitir y difundir por todos los medios posibles estas ideas.
Como administrador, creo que los recursos, cuales quiera que sean, son escasos, y que el invertirlos en una actividad acarrea SIEMPRE, un costo de oportunidad que es necesario considerar previamente.
Creo que las buenas intenciones y el falso discurso de quienes alardean de su “opción por los pobres”, no hacen a los pobres más que daño y daño a largo plazo. La mejor forma de trabajar por los pobres es crear un país de oportunidades y ventajas partiendo desde nuestras propias debilidades y amenazas. Siendo nuestra principal debilidad el mercantilismo y el estado paternalista y nuestra más grande amenaza la ignorancia de lo que se ignora.
Otto René Garcia Gutiérrez
Sueño que Guatemala levante la frente entre las naciones del mundo para hacer escuchar su voz, para que en ambos hemisferios del orbe, nuestra ciudadanía sea apreciada y respetada y que todos nos sintamos orgullosos más que de nuestro pasado, de nuestro presente y futuro.
Sueño un país, donde las acciones que se ejecuten, estén encaminadas a engrandecer la libertad como el bien y la aspiración suprema del individuo, donde la ley, en consonancia proteja la vida, la libertad y la propiedad de las personas y de ninguna manera a quien abusa de su posición, a quien aboga por la redistribución expropiatoria y quienes, olvidando que el conocimiento es disperso, se adjudican la posibilidad de saber qué es lo mejor para el otro.
Sueño un país donde los niños estudien y jueguen, donde las madres vean felices crecer a sus hijos, donde los padres puedan ganar honradamente el pan de su familia sin tener que mirar al norte como la panacea, donde los hombres y mujeres, individuos responsables, puedan decidir sobre su vida sin sujetarse a la discrecionalidad de un estado que empañe su libertad de acción y su derecho de disentir.
Sueño un país donde la juventud vea con altos ojos el horizonte, sin miedo, sin incertidumbre, con actitud de valor, de seguridad, fruto de condiciones sociales regidas por leyes generales, abstractas y de indistinta aplicación.
Sueño un país donde mis conciudadanos (y conciudadanas por su puesto) y yo, podamos trabajar y producir sin coerción ni privilegios para NADIE, y disfrutar de lo que merecidamente hemos ganado.
Yo, desde mi esfuerzo individual, estoy llamado a contribuir desde hoy, a concretar este sueño, siendo un motor de ideas libertarias, un elemento multiplicador de actitudes positivas que se traduzcan diariamente en logros, logros que enriquezcan mi vida en la medida que enriquezcan la de mis conciudadanos.
Como maestro, creo en la educación como el principal elemento productor de desarrollo individual y social, y en la capacidad de aprender como la más sublime expresión de Dios en la materialidad del ser humano, de allí que mis actividades deben enfocarse en transmitir y difundir por todos los medios posibles estas ideas.
Como administrador, creo que los recursos, cuales quiera que sean, son escasos, y que el invertirlos en una actividad acarrea SIEMPRE, un costo de oportunidad que es necesario considerar previamente.
Creo que las buenas intenciones y el falso discurso de quienes alardean de su “opción por los pobres”, no hacen a los pobres más que daño y daño a largo plazo. La mejor forma de trabajar por los pobres es crear un país de oportunidades y ventajas partiendo desde nuestras propias debilidades y amenazas. Siendo nuestra principal debilidad el mercantilismo y el estado paternalista y nuestra más grande amenaza la ignorancia de lo que se ignora.
Otto René Garcia Gutiérrez